jueves, 31 de octubre de 2013

La mujer y el Matrimonio en la Edad Media

Por Carlos Antonio Miguel Flores

Introducción
El siguiente trabajo abordará cuál era el papel de la mujer y el matrimonio en la Edad Media, ya que ambos van de la mano. Este tema salió a flote al preguntar primero: ¿Cómo era el amor en la Edad Media? Pero al ser un tema muy subjetivo e tuvo que reformular la pregunta: ¿Cuál es el papel de la mujer en la edad media? Entonces al buscar fuentes que hablaran del tema en cuestión, se encontró una fuente del autor Leah Otis-Cour llamado “Historia de la pareja en la edad media. Placer y amor”[1], el cual esclarece algunas “mentiras” acerca del modo de ver la edad media, el matrimonio y el papel de la mujer, muy diversos a comparación de lo que se tiene pensado. El siguiente ensayo se basa en este libro exclusivamente al ser muy rico en información acerca del tema que se va a tratar.
El ensayo tratará primero la posición de la mujer durante parte de la edad media, viendo como evolucionaba su participación desde la sociedad germánica hasta el siglo XIII, tiempo en el que el matrimonio cambiaba de una unión de clanes germanos a una manera de obtener prestigio y poder, rozando la sátira del matrimonio en la literatura del siglo XIII.
En la siguiente parte se analizará el matrimonio visto desde la religión cristiana de la época medieval y por último otro modo de ver el matrimonio dejando fuera la unión marital para obtener poder o por el dogma religioso sino ver el matrimonio con raíces en el derecho romano retomando el consentimiento. Que luego estas tres formas de ver el matrimonio se unirán posteriormente para formar la concepción actual del matrimonio tanto para el dogma católico como para los laicos.
El tema es interesante por el hecho de que no sabemos nada de él, más que lo que las películas de Hollywood y literatura mal hecha nos ha mal informado acerca de la edad media. Se piensa que es una edad donde la iglesia regía con puño de hierro, controlando a la gente, los reyes eran tiranos, otros buenos, que había pobreza e ignorancia en el pueblo común, la mujer tenía una fragilidad tan dramática que tenía que ser rescatada por un caballero de armadura brillante, que el matrimonio entre la nobleza era solo puro negocio y no existía en él afecto o amor, Pues no es así, la edad media es muy diferente a como la pintan.

Posición de la mujer en la Edad Media.
La posición de la mujer en las sociedades germánicas de la temprana Edad Media ha sido objeto de debates, algunos investigadores atribuyen a la mujer germánica un papel activo en una sociedad bilateral, es decir, que toman en cuenta el linaje del padre y de la madre, otros creen que su papel era pasivo hasta que la influencia cristiana y romana le otorgó una dignidad y, con ello, un papel activo en algunos pueblos como los visigodos y anglosajones.
La mujer dentro del sistema feudal desempañaba un papel decisivo en la creación de alianzas, un ejemplo lo tenemos en una obra del siglo trece del autor Jean Renart llamada Guillaume de Dole, donde el emperador, al casarse con Leonor, no solo gana a una mujer bella sino también a Guillaume, un cuñado heroico y leal.
Esto es que el matrimonio o la pareja en la edad media, que se puede interpretar como una “alianza” entre familias y que “el lazo de unión” es la mujer, pero solo temporalmente, hasta que alguno de los que conforman la pareja muere se rompe tal alianza como consecuencia de la muerte de alguno.
Entre los siglos IX y X, el matrimonio es visto como un medio para obtener prestigio social, los nobles y los reyes empezaron a buscar activamente esposas entre las familias ilustres cuyo prestigio aprovechaban para justificar sus pretensiones de ocupar cargos importantes, dichos títulos obtenidos eran compartidos a menudo con la esposa como ejemplo si se obtenía el título de “duque” la esposa pasaba a ser “duquesa”.
La importancia del matrimonio y la formación de alianzas acentúa el papel central de la mujer en la sociedad medieval con lealtad a su familia natal, a la familia del marido, al propio marido y a sus descendientes.
Los innumerables romances bajo- medievales con un final feliz, se deleitan en describir detalladamente tanto la herencia de la pareja como su felicidad conyugal, es decir, el matrimonio es visto de manera una manera material, como un contrato de propiedad o traspaso de bienes. No se llamaría matrimonio sino relación patrimonial por tierras y dotes ya que en la Europa medieval el beneficio de las tierras era el medio de subsistencia.

Sistema dotal
La mujer aportaba a su nuevo hogar una dote que debía serle devuelta si su marido fallecía antes que ella; si ella moría sin hijos, la dote volvía a su familia. A medida que aumentaba la importancia de las dotes en la Edad Media, el valor de la aportación del novio tendió a disminuir pero con el tiempo, algunos países regularon la aportación del novio a un porcentaje del valor de la dote, otros países dejaron que ambas debieran valer lo mismo.
La aportación del novio dejó de ser una donación para transformarse en un usufructo a favor de la viuda.
Ahora el matrimonio en el ámbito literario la edad media la mujer era exaltada y atacada al mismo tiempo. Una literatura misógina la atacaba tomando a la mujer como algo efímero, material, también era detestada por despertar la sexualidad de los hombres y su ruina. Esta literatura es escrita en su mayoría por autores eclesiásticos.
Por otra parte, una literatura a favor de ella le exaltaba las virtudes, bellezas, gracias; o las ponen atrevidas al punto de defenderse en un mundo misógino. Esta literatura es escrita por hombres en su mayoría y por algunas mujeres.
En el siglo XIII surgió un género que se concentraba en el problema del consentimiento de las relaciones sexuales llamado Pastorela donde Los personajes principales de dicha pastorela eran: un caballero (o poeta) y una pastora, es decir, una mujer de posición social inferior. Todo el género gira entorno a los métodos que puede emplear el caballero o poeta para llegar a tener relaciones sexuales con la pastora y acaba en la violación de la pastora, o con un final más burlesco como el que la pastora acaba violando al caballero, la pastora salva al caballero de otro caballero más rudo, o puede que ambos quieran tener relaciones, o la humillación del caballero.

Matrimonio Visto desde otra forma: La religión
Tanto los concilios de la iglesia como los papas en sus encíclicas debatían los aspectos específicos los aspectos específicos del derecho marital cristiano. Pero este derecho no se sistematizó y perfeccionó hasta los siglos XII y XIII, cuando papas, canonistas y teólogos acordaron que el matrimonio era un sacramento y derivaron de este hecho su indisolubilidad.
La monogamia era la forma de matrimonio característico del imperio romano cuando surgió el cristianismo y fue la elección natural de una iglesia interesada en limitar la actividad sexual. Es evidente que esta forma de matrimonio tomada por el cristianismo sirvió para contrarrestar los excesos y libertinajes que Roma había “cultivado” en su sociedad.
La iglesia reconocía que la relación sexual era objeto legítimo del matrimonio incluso cuando no servía al deseo de procreación. El hermano Laurence, confesor dominico del rey Felipe III de Francia fue incluso más lejos en su Somme le roi: <<El estado matrimonial es tan sano y honorable que aquello que es pecado mortal fuera del matrimonio está libre de pecado en el matrimonio, y no sólo está libre de pecado sino que puede ayudar a obtener la gracia y la vida eterna>>. Hugo de St. Víctor en De Beatae Marie Virginate escrita en 1140 se refiere así del matrimonio: “<<El matrimonio es la unión del amor>>; sin amor, afirma, el matrimonio no es válido… a través del amor conyugal el matrimonio se convierte en sacramento”
“El reconocimiento de deber conyugal implica una igualdad de los derechos sexuales en el matrimonio, es decir, que tanto la mujer como el hombre podían exigir el <<débito conyugal>>
“Estos elemento- amor, afecto marital, amistad- determinaron el concepto eclesiástico… del matrimonio en el siglo XIII y la alta Edad Media”

Matrimonio por consentimiento
El consentimiento forma parte del derecho romano: “El consentimiento, no es la unión sexual, hace el matrimonio… (nuptias enim non concubitus sed consensus facit…)”
Este concepto de consentimiento está adaptado de los germanos donde hay dos momentos protocolarios: Entrega de la joven al marido y el cierre del acuerdo por medio de la relación sexual para consumar el matrimonio y los cristianos lo hicieron en tres momentos: entrega de la dote, celebración pública, la inmediata relación sexual para consumar el matrimonio.
“La necesidad del acto sexual para confirmar la validez de un matrimonio era a priori más difícil de rechazar que la aportación de una dote. De hecho cuanto más se recalcaba la naturaleza del matrimonio, más importante parecía la unión carnal ya que simbolizaba la unión de Cristo con la iglesia. La costumbre secular era reforzada… por la especulación teológica y la referencia bíblica…” pero Graciano en su compilación del derecho canónico en 1140 resolvió que “El matrimonio comenzaba con el mutuo consentimiento al que seguía el matrimonio propiamente dicho, sellado por la copula carnalis. Solo un matrimonio que <<alcanzaba la perfección>> de esa manera era indisoluble.”
Pero Pedro Lombardo en Sentencias “sostenía que sólo el consentimiento mutuo era necesario y suficiente para constituir el matrimonio”
La primera postura de Graciano fue aceptada por sobre la de Lombardo porque había algunos problemas para nulificar matrimonios consumados y no consumados, dando facilidad de nulificar los no consumados y dando una indisolubilidad a los consumados. Pero Lombardo postula a partir de la indisolubilidad del matrimonio que “… el consentimiento paterno o familiar es irrelevante”. La indisolubilidad hizo que el matrimonio fuera solo la unión íntima de dos personas solamente. En la nobleza, el concepto de libre consentimiento se convirtió en un aspecto cada vez más importante de las relaciones sociales y políticas. El libre consentimiento era considerando demás de un requisito no sólo en el matrimonio, sino para todas las relaciones sexuales
Lo anterior desmiente, en algunos casos, el mito de que todos los matrimonios ente los nobles eran forzados y no había amor, un ejemplo de esto es el matrimonio de Carlos V y Juana de Borbón en 1350 en el cual los dos quedaron prendidos desde el primer momento.
Aunque los matrimonios concertados podían ser desgraciados, no hay razón para creer que al arreglar los matrimonios no se tuviesen nunca en cuenta los factores personales, especialmente a medida que nos acercamos al final de la Edad Media.
También hay un ejemplo de la búsqueda del amor en los matrimonios por convicción concertados en Jehan de Paris escrito hacia 1995,el cual ocupaba un lugar en la biblioteca real francesa, el autor pone en boca de la reina madre de Francia:<<Ningún matrimonio debería contraerse si las partes no le dan su consentimiento y no llegan a él atreves de un amor bueno y verdadero, de lo contrario puede haber consecuencias peligrosas>> De este modo Jehan es enviado a España de incognito para cortejar a la infanta, sólo a condición << de que me guste>>”
No en todos los matrimonios triunfaba el amor a primera vista, por lo cual surgieron los matrimonios clandestinos para asegurar el triunfo en la elección de una pareja. Algo parecido al noviazgo actual.

Conclusión
Para concluir el matrimonio en la Edad Media, al igual que el papel de la mujer, fue más abierto de lo que pensamos, no era el matrimonio solo para la procreación sino también se tomaban en cuenta el consentimiento, que es muy importante para un exitoso matrimonio y vida conyugal agradable. La mujer no es sumisa o no se la pasaba rezando, como nos lo han hecho pensar, sino que tiene un papel activo en el matrimonio, aunque haya sido vista al principio como el mal de los hombres, se trasformó en algo importante para el matrimonio, ya que ella es la que puede ser quien decida con quien casarse, sin importar la opinión familiar.
También que el matrimonio concertado era de lo más desdichado es una mentira, en algunos casos, gracias a que es tomado en cuenta el consentimiento y “los matrimonios clandestinos” o “noviazgos” para conocerse y ver si al marido le conviene o no para la mujer que ha elegido o viceversa.
También la postura de la iglesia ante el matrimonio como una manera de llegar a la perfección, a la salvación y al perdón de los pecados, que el matrimonio también obedezca tanto al deseo carnal como a la necesidad de procreación, siempre que sea el mutuo consentimiento de los esposos el contraer nupcias.
El consentimiento tiene un papel importante para el matrimonio, ya que sin él, tanto en el punto de vista secular como religioso, no se puede consumar el matrimonio como sacramento y como algo carnal, necesario o no para procrear.



[1] Otis-Cour, Leah, Historia de la Pareja en la Edad Media. Placer y amor, Siglo XXI Editores, Madrid, 2000. Todas las citas y paráfrasis son tomadas solamente de este libro: Pp. 14, 16, 17, 19, 21, 22, 25, 27, 34, 36, 41, 94, 95, 103, 113, 124, 125 y 127.

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