Introducción
El siguiente
trabajo abordará cuál era el papel de la mujer y el matrimonio en la Edad
Media, ya que ambos van de la mano. Este tema salió a flote al preguntar
primero: ¿Cómo era el amor en la Edad Media? Pero al ser un tema muy subjetivo
e tuvo que reformular la pregunta: ¿Cuál es el papel de la mujer en la edad
media? Entonces al buscar fuentes que hablaran del tema en cuestión, se
encontró una fuente del autor Leah Otis-Cour llamado “Historia de la pareja en
la edad media. Placer y amor”[1],
el cual esclarece algunas “mentiras” acerca del modo de ver la edad media, el
matrimonio y el papel de la mujer, muy diversos a comparación de lo que se
tiene pensado. El siguiente ensayo se basa en este libro exclusivamente al ser
muy rico en información acerca del tema que se va a tratar.
El ensayo
tratará primero la posición de la mujer durante parte de la edad media, viendo
como evolucionaba su participación desde la sociedad germánica hasta el siglo
XIII, tiempo en el que el matrimonio cambiaba de una unión de clanes germanos a
una manera de obtener prestigio y poder, rozando la sátira del matrimonio en la
literatura del siglo XIII.
En la siguiente
parte se analizará el matrimonio visto desde la religión cristiana de la época
medieval y por último otro modo de ver el matrimonio dejando fuera la unión
marital para obtener poder o por el dogma religioso sino ver el matrimonio con
raíces en el derecho romano retomando el consentimiento. Que luego estas tres
formas de ver el matrimonio se unirán posteriormente para formar la concepción
actual del matrimonio tanto para el dogma católico como para los laicos.
El tema es
interesante por el hecho de que no sabemos nada de él, más que lo que las
películas de Hollywood y literatura mal hecha nos ha mal informado acerca de la
edad media. Se piensa que es una edad donde la iglesia regía con puño de
hierro, controlando a la gente, los reyes eran tiranos, otros buenos, que había
pobreza e ignorancia en el pueblo común, la mujer tenía una fragilidad tan
dramática que tenía que ser rescatada por un caballero de armadura brillante,
que el matrimonio entre la nobleza era solo puro negocio y no existía en él
afecto o amor, Pues no es así, la edad media es muy diferente a como la pintan.
Posición
de la mujer en la Edad Media.
La posición de
la mujer en las sociedades germánicas de la temprana Edad Media ha sido objeto
de debates, algunos investigadores atribuyen a la mujer germánica un papel
activo en una sociedad bilateral, es decir, que toman en cuenta el linaje del
padre y de la madre, otros creen que su papel era pasivo hasta que la
influencia cristiana y romana le otorgó una dignidad y, con ello, un papel
activo en algunos pueblos como los visigodos y anglosajones.
La mujer dentro
del sistema feudal desempañaba un papel decisivo en la creación de alianzas, un
ejemplo lo tenemos en una obra del siglo trece del autor Jean Renart llamada
Guillaume de Dole, donde el emperador, al casarse con Leonor, no solo gana a
una mujer bella sino también a Guillaume, un cuñado heroico y leal.
Esto es que el
matrimonio o la pareja en la edad media, que se puede interpretar como una
“alianza” entre familias y que “el lazo de unión” es la mujer, pero solo
temporalmente, hasta que alguno de los que conforman la pareja muere se rompe
tal alianza como consecuencia de la muerte de alguno.
Entre los
siglos IX y X, el matrimonio es visto como un medio para obtener prestigio
social, los nobles y los reyes empezaron a buscar activamente esposas entre las
familias ilustres cuyo prestigio aprovechaban para justificar sus pretensiones
de ocupar cargos importantes, dichos títulos obtenidos eran compartidos a
menudo con la esposa como ejemplo si se obtenía el título de “duque” la esposa
pasaba a ser “duquesa”.
La importancia
del matrimonio y la formación de alianzas acentúa el papel central de la mujer
en la sociedad medieval con lealtad a su familia natal, a la familia del
marido, al propio marido y a sus descendientes.
Los
innumerables romances bajo- medievales con un final feliz, se deleitan en
describir detalladamente tanto la herencia de la pareja como su felicidad
conyugal, es decir, el matrimonio es visto de manera una manera material, como
un contrato de propiedad o traspaso de bienes. No se llamaría matrimonio sino
relación patrimonial por tierras y dotes ya que en la Europa medieval el
beneficio de las tierras era el medio de subsistencia.
Sistema dotal
La mujer
aportaba a su nuevo hogar una dote que debía serle devuelta si su marido
fallecía antes que ella; si ella moría sin hijos, la dote volvía a su familia.
A medida que aumentaba la importancia de las dotes en la Edad Media, el valor
de la aportación del novio tendió a disminuir pero con el tiempo, algunos
países regularon la aportación del novio a un porcentaje del valor de la dote,
otros países dejaron que ambas debieran valer lo mismo.
La aportación
del novio dejó de ser una donación para transformarse en un usufructo a favor
de la viuda.
Ahora el
matrimonio en el ámbito literario la edad media la mujer era exaltada y atacada
al mismo tiempo. Una literatura misógina la atacaba tomando a la mujer como
algo efímero, material, también era detestada por despertar la sexualidad de
los hombres y su ruina. Esta literatura es escrita en su mayoría por autores
eclesiásticos.
Por otra parte,
una literatura a favor de ella le exaltaba las virtudes, bellezas, gracias; o
las ponen atrevidas al punto de defenderse en un mundo misógino. Esta
literatura es escrita por hombres en su mayoría y por algunas mujeres.
En el siglo XIII surgió un género que se concentraba
en el problema del consentimiento de las relaciones sexuales llamado Pastorela
donde Los personajes principales de dicha pastorela eran: un caballero (o
poeta) y una pastora, es decir, una mujer de posición social inferior. Todo el
género gira entorno a los métodos que puede emplear el caballero o poeta para
llegar a tener relaciones sexuales con la pastora y acaba en la violación de la
pastora, o con un final más burlesco como el que la pastora acaba violando al caballero,
la pastora salva al caballero de otro caballero más rudo, o puede que ambos
quieran tener relaciones, o la humillación del caballero.
Matrimonio Visto desde otra forma: La religión
Tanto los
concilios de la iglesia como los papas en sus encíclicas debatían los aspectos
específicos los aspectos específicos del derecho marital cristiano. Pero este
derecho no se sistematizó y perfeccionó hasta los siglos XII y XIII, cuando
papas, canonistas y teólogos acordaron que el matrimonio era un sacramento y derivaron
de este hecho su indisolubilidad.
La monogamia
era la forma de matrimonio característico del imperio romano cuando surgió el
cristianismo y fue la elección natural de una iglesia interesada en limitar la
actividad sexual. Es evidente que esta forma de matrimonio tomada por el
cristianismo sirvió para contrarrestar los excesos y libertinajes que Roma
había “cultivado” en su sociedad.
La iglesia
reconocía que la relación sexual era objeto legítimo del matrimonio incluso
cuando no servía al deseo de procreación. El hermano Laurence, confesor
dominico del rey Felipe III de Francia fue incluso más lejos en su Somme le
roi: <<El estado matrimonial es tan sano y honorable que aquello que
es pecado mortal fuera del matrimonio está libre de pecado en el matrimonio, y
no sólo está libre de pecado sino que puede ayudar a obtener la gracia y la
vida eterna>>. Hugo de St. Víctor en De Beatae Marie Virginate
escrita en 1140 se refiere así del matrimonio: “<<El matrimonio es la
unión del amor>>; sin amor, afirma, el matrimonio no es válido… a través
del amor conyugal el matrimonio se convierte en sacramento”
“El
reconocimiento de deber conyugal implica una igualdad de los derechos sexuales
en el matrimonio, es decir, que tanto la mujer como el hombre podían exigir el
<<débito conyugal>>
“Estos
elemento- amor, afecto marital, amistad- determinaron el concepto eclesiástico…
del matrimonio en el siglo XIII y la alta Edad Media”
Matrimonio por consentimiento
El
consentimiento forma parte del derecho romano: “El consentimiento, no es la
unión sexual, hace el matrimonio… (nuptias enim non concubitus sed consensus
facit…)”
Este concepto
de consentimiento está adaptado de los germanos donde hay dos momentos
protocolarios: Entrega de la joven al marido y el cierre del acuerdo por medio
de la relación sexual para consumar el matrimonio y los cristianos lo hicieron
en tres momentos: entrega de la dote, celebración pública, la inmediata
relación sexual para consumar el matrimonio.
“La necesidad
del acto sexual para confirmar la validez de un matrimonio era a priori más
difícil de rechazar que la aportación de una dote. De hecho cuanto más se
recalcaba la naturaleza del matrimonio, más importante parecía la unión carnal
ya que simbolizaba la unión de Cristo con la iglesia. La costumbre secular era
reforzada… por la especulación teológica y la referencia bíblica…” pero
Graciano en su compilación del derecho canónico en 1140 resolvió que “El
matrimonio comenzaba con el mutuo consentimiento al que seguía el matrimonio
propiamente dicho, sellado por la copula carnalis. Solo un matrimonio que
<<alcanzaba la perfección>> de esa manera era indisoluble.”
Pero Pedro
Lombardo en Sentencias “sostenía que sólo el consentimiento mutuo era necesario
y suficiente para constituir el matrimonio”
La primera
postura de Graciano fue aceptada por sobre la de Lombardo porque había algunos
problemas para nulificar matrimonios consumados y no consumados, dando
facilidad de nulificar los no consumados y dando una indisolubilidad a los
consumados. Pero Lombardo postula a partir de la indisolubilidad del matrimonio
que “… el consentimiento paterno o familiar es irrelevante”. La indisolubilidad
hizo que el matrimonio fuera solo la unión íntima de dos personas solamente. En
la nobleza, el concepto de libre consentimiento se convirtió en un aspecto cada
vez más importante de las relaciones sociales y políticas. El libre
consentimiento era considerando demás de un requisito no sólo en el matrimonio,
sino para todas las relaciones sexuales
Lo anterior
desmiente, en algunos casos, el mito de que todos los matrimonios ente los
nobles eran forzados y no había amor, un ejemplo de esto es el matrimonio de
Carlos V y Juana de Borbón en 1350 en el cual los dos quedaron prendidos desde
el primer momento.
Aunque los
matrimonios concertados podían ser desgraciados, no hay razón para creer que al
arreglar los matrimonios no se tuviesen nunca en cuenta los factores
personales, especialmente a medida que nos acercamos al final de la Edad Media.
También hay un
ejemplo de la búsqueda del amor en los matrimonios por convicción concertados
en Jehan de Paris escrito hacia 1995,el cual ocupaba un lugar en la biblioteca
real francesa, el autor pone en boca de la reina madre de
Francia:<<Ningún matrimonio debería contraerse si las partes no le dan su
consentimiento y no llegan a él atreves de un amor bueno y verdadero, de lo
contrario puede haber consecuencias peligrosas>> De este modo Jehan es
enviado a España de incognito para cortejar a la infanta, sólo a condición
<< de que me guste>>”
No en todos los
matrimonios triunfaba el amor a primera vista, por lo cual surgieron los
matrimonios clandestinos para asegurar el triunfo en la elección de una pareja.
Algo parecido al noviazgo actual.
Conclusión
Para concluir
el matrimonio en la Edad Media, al igual que el papel de la mujer, fue más
abierto de lo que pensamos, no era el matrimonio solo para la procreación sino
también se tomaban en cuenta el consentimiento, que es muy importante para un
exitoso matrimonio y vida conyugal agradable. La mujer no es sumisa o no se la
pasaba rezando, como nos lo han hecho pensar, sino que tiene un papel activo en
el matrimonio, aunque haya sido vista al principio como el mal de los hombres,
se trasformó en algo importante para el matrimonio, ya que ella es la que puede
ser quien decida con quien casarse, sin importar la opinión familiar.
También que el
matrimonio concertado era de lo más desdichado es una mentira, en algunos
casos, gracias a que es tomado en cuenta el consentimiento y “los matrimonios
clandestinos” o “noviazgos” para conocerse y ver si al marido le conviene o no
para la mujer que ha elegido o viceversa.
También la
postura de la iglesia ante el matrimonio como una manera de llegar a la
perfección, a la salvación y al perdón de los pecados, que el matrimonio
también obedezca tanto al deseo carnal como a la necesidad de procreación,
siempre que sea el mutuo consentimiento de los esposos el contraer nupcias.
El
consentimiento tiene un papel importante para el matrimonio, ya que sin él,
tanto en el punto de vista secular como religioso, no se puede consumar el
matrimonio como sacramento y como algo carnal, necesario o no para procrear.
[1]
Otis-Cour,
Leah, Historia de la Pareja en la Edad Media. Placer y amor, Siglo XXI
Editores, Madrid, 2000. Todas las citas y paráfrasis son tomadas solamente de
este libro: Pp. 14, 16, 17, 19, 21, 22, 25, 27, 34, 36, 41, 94, 95, 103, 113,
124, 125 y 127.
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